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¡ PUERTO LIBRE! ÁNGELES MASTRETTA Y SUS TEORÍAS EN EL VIAJE.

  • Laura Ruiz.
  • 15 jul 2015
  • 8 Min. de lectura

Cuando uno abre el libro Puerto libre de Ángeles Mastretta, puede estar seguro que ha llegado de visita a la casa de una tía entrañable que contará todas las anécdotas de su vida, una tía dispuesta a ofrecer los más cariñosos consejos. Esta escritora nos lleva al mar con su prosa y en medio del oleaje pasamos de una risa vibrante llena de sol a una tormenta triste llena de agua salada. Si yo fuese su librera de confianza le diría: amable lector cójase duro que ha emprendido un viaje con fuertes turbulencias y definitivamente no podrá usted bajarse, ¡nos vemos en el puerto de las amarguras viejas!


LA TEORIA DEL ALMA


Los consejos de la tía Ángeles se convierten en teorías o refutaciones, por ejemplo, nos dice que un teólogo descubrió que el alma pesa 405 gramos, teoría que nace a raíz de un experimento con una persona que fue pesada antes de morir y cinco minutos después de su muerte, la diferencia de las dos medidas fue de: 405 gramos. Ángeles crea sus refutaciones:“¿ Será que la lujuria le gana al buen comportamiento porque los varios kilos de un cuerpo ávido vencen sin remedio en la batalla que tan heroica e inútilmente dan los 405 gramos de alma?”,¿Cuándo las almas se van al cielo no le hacen agujeros a la capa de ozono?, ¿ por qué nuestra alma no puede irse de vacaciones y dejarnos en paz un rato?, ¿ los que quieren con toda el alma, quieren solo con 405 gramos? . Si les ha parecido absurda la refutación por favor no omitan la teoría. Se podría decir que con malos experimentos se hace muy buena literatura.


LA TEORIA DEL TIEMPO

Otra de las teorías muestra como los humanos nos hemos ingeniado la manera de ahorrar el tiempo, la aspirina, dice Ángeles, fue creada para no desperdiciar un día de malos síntomas en la casa, y los cocteles, para que la gente pueda estar de pie y entablar muchas conversaciones inconclusas con diferentes personas, y así sentir que se ha realizado un enorme ejercicio de actividad social. Esta escritora divertida y sensible lo ve todo desde un puerto, en donde valen más las imágenes ¿a quién no le gusta perder el tiempo mirando el mar o los atardeceres caídos? Lo que más sorprende de la mirada clara y analítica de Ángeles Mastretta, es que ella comprende que por más que creemos microondas, y demás artefactos para acelerarlo todo “la gestación humana todavía dura nueve meses y eso parece irrevocable”. Nos pregunta a quienes llegamos de visita ¿ cuál es el afán?, nos muestra la manera en la que entendemos la vida, algo así como una carrera para alcanzar el éxito, una cosa que no tenemos la certeza de lo que es y la vida es un abismo lleno de afán, más bien un vacío.

“Hemos olvidado el placer que otros encontraron en las tertulias, la radiante voluntad con que otros supieron ser generosos con su tiempo. Supieron darlo a los amigos siempre que fue necesario, darlo al ocio y la contemplación, darlo a la hermosa lengua que hablamos. Darlo al sueño y al placer de tocar a los otros sin medir las horas y tener que salir corriendo”.



LA TEORIA DE LA LENGUA

¿Alguien sabe en donde nace la lengua?, conozcan estos seis puntos:

  • En el bostezo: la lengua nace del cansancio.

  • En la tos: la lengua nace de una gripe mal cuidada.

  • En las conversaciones: la lengua nace de la herencia.

  • “A lo mejor la lengua nace del mismo sitio que guarda los deseos, por eso besamos con ella, por eso ella se queda con el vivo recuerdo del cobijo que otra le dio entre juegos”.

  • “La lengua de Pavarotti sale de un bosque y nos asusta”

  • La mirada: la legua se alía con los ojos, por eso se puede hablar con la mirada.

Quisiera transcribir este cuento sobre la lengua, porque en realidad tiene muchas imágenes que pone en evidencia su creatividad y el dominio del idioma, así que para poder entender mejor, visiten a la tía Ángeles en su puerto libre, más adelante les diré en dónde queda.


GRANDES CIUDADES

Anteriormente la literatura caía sobre los prados eternos que se estrellan con el sol. Las nubes robustas y solas, los árboles de raíces viejas, las casitas perdidas que solo encontraban escritores y artistas plásticos; ahora la literatura vibra con los motores de los grandes océanos de automóviles en las avenidas, la literatura se estrella con los vidrios de los edificios en donde también se estrella el sol, la literatura convive con la sobrepoblación, los desperdicios, las rutinas, el café de las seis y media, los amores prohibidos, los profesores y sus estudiantes, el profesor y Ángeles, en México o new york, da igual, y si no me creen o si no conocen les regalo este par de citas:


“La veo allá abajo implacable y coqueta, aposentada como una matrona sobre lo que fue el lago de los aztecas […]. La veo, quiero percibir como se hunde quince centímetros cada año, robándole terreno a los pueblos vecinos, a las ciudades vecinas, extendiendo su beligerancia por sesenta y tres mil hectáreas de actual desarrollo urbano, una décima parte de la superficie de Alemania”

No vivo en México, pero mi ciudad se arropa con la misma cobija, y si no dijera que esto lo dice una escritora mexicana, bien podría pasar por Bogotá, o cualquier ciudad “desarrollada”:

“Mañana cada quien volverá a comerse una parte de las trece mil toneladas de alimento que ingresan diariamente a la ciudad, mañana cada uno tirará con rigor y disciplina los 940 gramos de basura que tira cada habitante y se cruzarán en nuestro camino algunas bardas y paredes bautizadas con propaganda política y grafitis”


¡Según las cifras dadas, tenemos más basura que alma a diario! Y si esto parece aterrador, paseemos por New York y miremos el futuro de nuestras ciudades y nuestras toneladas de vida y desperdicios:

“Todo es tan alto y tan brillante que a nadie le preocupa si tiene mugre en los zapatos. El suelo y las banquetas son un accidente, lo que importa está arriba del piso quince. Por eso las bolsas de basura con sus agujeros y sus deformaciones, no son el lado oscuro sino la risa de esta ciudad. Apesta, luego llora, llora, luego debe saber cómo reírse. Lo que no hablan los habitantes los dice el caos de bolsas creciendo inexorable por las noches.”

Ni Europa se salva, aquí va desfilando Roma:

“Papá, los italianos se volvieron exitosos y Roma es una de las ciudades más caras del mundo. En la Piazza Ludovica, donde tomabas el camión que daba tumbos hasta Stradella, hay una boutique de ropa para mujer en la que un vestido cuesta más caro que un Volkswagen”

¡He aquí nuestros paisajes, cada uno con sus historias, excentricidades y comunión de basuras!


MUJERES DE CIUDAD


El feminismo es un tema que termina filtrándose en la gran mayoría de literatura escrita por mujeres, sobre todo cuando hay un poco de sus propias vidas en los libros, y es que el hecho de escribir ya es un acto revolucionario, Ángeles dice que a los quince años debía pensar con quien se casaría, que a los veinte no se podía hablar de relaciones abiertas, o amantes ni de política. Y miran con mayor alivio esta época en la que las mujeres disfrutan con un poco de ignorancia los resultados a modo de beneficio que dejó la rebeldía y malas costumbres de mujeres inteligentes y arriesgadas. No todo está ganado, por supuesto, pero son cada vez más las mujeres que actúan de acuerdo a lo que quieren y no a lo que deben. No ha existido una gran revolución o emancipación de la mujer, pero ha habido un proceso de construcción: “las mujeres nos hemos puesto al frente de nuestras propias batallas!


Nos inventamos y nos reinventamos a nosotras mismas “las mujeres que viven en las ciudades se bastan a sí mismas, se entregan con pasión y con éxito a la política y al arte, a las finanzas o la medicina, viajan, hacen el amor sin remilgos y sin pedirle permiso a nadie”


Lo único de lo que en sus páginas libertarias me parece aún un mero anhelo es cuando expresa que las mujeres estamos dispuestas a trabajar en cualquier sitio en donde estemos a cargo de la autoridad patriarcal. Tristemente ese es aún un punto por desarrollar en nuestra agenda política, no es terreno conquistado, pero vamos por él, cada mujer en su medio debe hacerse cargo como ya lo dijo Ángeles de librar su propia batalla.

Como buena consejera, Ángeles recuerda los consejos y máximas de sus tías, hay palabras que llegan como regalos, así sea para cobrarnos con una sonrisa:


“La costumbre es enemiga de la inteligencia” Tía Verónica.

“Y la inteligencia de todo lo demás” Su hermana.

“¿Estas muy triste? Cansa el cuerpo, mija, cansa el cuerpo y se alivia”. Tía Mónica.

“Algunas creen que para tener un hombre hay que seguirlo a pie y sin protestar. Su Dios las bendiga.” Tía Elo.

“En México hay dos congregaciones: la de las hijas de María y la de las hijas de la chingada. Con ninguna de las dos me siento a comer”. Tía Marisol.


Y entre estas mujeres excéntricas está también una de sus mejores amigas, con muchas enfermedades, reales e inventadas:

“Siento que un ángel se me muere en las costillas, siento un diablo pudriéndose en mi sangre, siento luciérnagas en mi garganta y estrellas de mar en los intestinos. Siento que un lobo aúlla en mi cabeza y una gallina pone huevos de nácar en mi ombligo.

  • Se está volviendo loca-

  • No, lo que le pasa es que es escritora y no está escribiendo suficiente”

DESPEDIDA

No puedo irme sin decirles, estimados lectores, en dónde pueden encontrar a la tía Ángeles , de seguro quieres ir a visitarla pronto porque las historias no están completas, porque me faltó el detalle de algún vestido o su forma de definir el mar y los huracanes. El puerto de ella está en la ciudad, a su puerto no llegan barcos pero si turistas de la vida, y algunos de la muerte, allí no se escuchan los aplausos del mar, mejor que les cuente ella:

“Este cuarto que no alcanza el uno y medio por uno y medio, tiene a veces la magnitud de un puerto y a veces me concede la libertad. Esta cajita de zapatos, este Volkswagen con dos máquinas de escribir, estacionado siempre en el mismo lugar de la calle Gelati recibe embarcaciones de todas partes y cobija lo que le van dejando”

Así que su puerto los espera a todos para que vivan sus historias, de mar viejo, de amores olvidados, de sus muertos. Hay tres cosas que se parecen mucho: viajar, dormir y enamorarse. Con todas se corren muchos riesgos, pero hay una más práctica que las otras:

“El enamoramiento es una enfermedad de los jóvenes, de los muy jóvenes, de los que todavía no saben su profesión ni persiguen su destino, de los que pueden perder el tiempo en contemplar al otro, de los que duermen más de ocho horas, escriben cartas a ano y no saben muy bien la ropa que les va. Enamorarse es un peligro que los adultos no pueden llevar a cuestas sin torcerse la espalda. Por eso, cuando se trata de correr riesgos, o buscar promesas lo más seguro es viajar.

Siendo así, les recuerdo la invitación que les hice al principio, para que viajen por México, New York, Manhattan, Roma y terminen en ese cuarto oyendo un par de historias. No hay mucho por perder y en todo caso será mejor que enamorarse, pues los libros siempre nos esperan, mientras que en el amor: “tenemos la dicha espantosa de ser queridos como dioses y el infortunio de ser abandonados como cualquiera”.


¡Buen viento y buena mar!



 
 
 

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