UN PERPETUO RECUERDO Café Nostalgia de Zoé Valdés
- Juan David Pinillos
- 16 may 2015
- 2 Min. de lectura

Café nostalgia, publicada en 1997, es la historia de Marcela, apasionada fotógrafa, quien aturdida por el pasado sobrevive con la ayuda del recuerdo de su juventud, sobreviviendo a una Cuba que despelleja vivos los sueños de sus habitantes y que resulta vivible gracias a la amistad; del amor, que no ha sido un escenario gratificante y fluctúa en desencantos y culpabilidad; de su familia, que en ocasiones no resultan más que desconocidos unidos tan solo por un lazo biológico. Todo esto a través de los sentidos, ya que son el medio por el cual logramos conservar intactos los más vívidos recuerdos de personas, escenas y objetos del pasado. Tal como lo hace el personaje tomando a Proust como espejo de una reminiscencia repleta de nostalgia donde el presente añora ser consumido por el pasado; en donde Cuba es la madre de la cual se aleja al crecer y que con el pasar de la vida la observa más decadente y petrificada en un ideal que la asesina diariamente; y en donde París es la madre adoptiva que no acepta del todo y a la cual se adecua diariamente. Así, la vida de Marcela se encontrará marcada por el incesante recuerdo, a través del cual tratará de buscar su lugar en el mundo, el cual no es más que aquel que se encuentra más allá del tiempo, en la memoria; memoria de las primeras noches entregadas al alcohol y a la música, memoria del primer encuentro sexual clandestino y accidental, memoria del primer pecado cometido contra la extensión de su propio ser. De modo que en Café nostalgia, nos encontramos con un retrato de lo que es la condición humana, aquella que vive su vida entregándose a la añoranza del pasado, de aquel universo de la infancia y de la juventud que son la evidencia de que cada día damos un paso más hacia la decadencia y que nos encaminamos hacia aquello que nunca quisimos ser pero que ahora somos, ruinas, un perpetuo recuerdo.

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