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UNA BRUJA ENCANTADORA A LA SOMBRA DEL BOOM Ponencia: Congreso Internacional de Literatura Iberoamer

  • Laura A. Ruiz Gómez
  • 8 may 2015
  • 17 Min. de lectura

Y es que de Isabel Allende lo que más atrae, no es su obra de ficción que por supuesto es buena, sino su vida, que parece más ficticia que su obra. 	                                                            Jorge Iván Parra.

En estas páginas intentaré elucidar los aspectos de la vida de la autora chilena y su entorno familiar como principal soporte de su obra. Asimismo, mostraré su toma de posición frente a la sociedad, principalmente en lo que atañe a la Mujer; exploraré su visión frente a la vida y la vejez, y, finalmente haré una breve reflexión sobre su lugar en la historiografía literaria. Todo lo anterior desde mi percepción como lectora entusiasta de buena parte de sus libros.


Abrir un libro de Isabel Allende es muy parecido a encontrar en el sótano de la casa un viejo álbum familiar, en donde los recuerdos estimulan diversos tipos de emociones, risa, nostalgia y molestia de vez en cuando, lo particular de este “álbum” es que no evoca a una familia, sino a todo un pueblo, (el chileno) que no es justamente su país natal, pero sí el único lugar entre tantos, que guarda el mayor registro de su historia, de donde tiene nacionalidad y el que reconoce como un hogar, justo allí en donde pasó quizá los años más importantes de su vida junto al hombre con quien más tiempo ha durado bajo un mismo techo, el abuelo Don Agustín Llona Cuevas, conservador, machista, incrédulo de los espíritus que habitaron su casa con los que conversaba su mujer, altivo y sumamente inteligente, digno de admirar, además porque contribuyó en gran parte con esa gestación literaria de Isabel.


No alcanzó a vislumbrar este sabio vestido de particular, fue que su casa sería motivo de uno de los mejores libros de su nieta y mucho menos que éste sería llevado al cine, en el año de 1993 con un reparto para dejar a más de uno con la boca abierta, Jeremy Irons, Meryl Streep, Gleen Close, Winnona Ryder y el amor platónico de Isabel, Antonio Banderas como protagonistas; también incluía a Vanessa Redgrave, María Conchita Alonso, Armin Mueller-Stahl y Jan Niklas. Bajo la dirección de Bille August, un gusto que no se pudieron dar muchos que estaban en la punta del iceberg del Boom latinoamericano; y justo por algo que a él le parecía tan ilógico: los espíritus en su casa, “la casa de los espíritus”.


Lo que de pronto ya alcanzaba a ser notorio era el amor de esta mujer por leer y escribir, él lo sabía, además porque corregía con severidad las fallas ortográficas y gramaticales de Isabel desde su corta edad, y le enseñó a compartir con él en un silencio absoluto en donde la única comunicación se hace con los ojos, “leyendo”; de hecho, y este detalle no se me puede escapar, ella empezó su primer libro escribiéndole a su abuelo a “este querido anciano”.


Si cierro los ojos, encuentro en mi cabeza cada uno de los personajes que ella ha puesto en su vida, lo que nos ha querido contar de ella en Mi país inventado; y como lo que tengo son un cumulo de imágenes, fotografías y retratos delineados con el más delicado trazo de sus letras, los iré plasmando hasta llegar a los puntos más cruciales que debo tocar para hablar de Isabel Allende como escritora, por el momento le daré un poco de luz a la niña para iluminar posteriormente por completo a la mujer.


Intentaré hacer un recorrido cercano por el árbol familiar de esta escritora, espero no se me quede por fuera ninguna rama, tal vez se me escape uno que otro espíritu, pero entre tanta tía “solterona” y parientes lejanos, es posible que estos gaseosos habitantes se me escondan en la mente. Empezaré por su bisabuela Ester, muy recordada por los lectores de La casa de los espíritus o los espectadores de la película, no creo que sea fácil de olvidar una mujer tan grande como una ballena, pues este es el referente de Isabel para hablar de su físico, esta mujer antes de convertirse en ese adefesio, era la típica mujer imponente “matriarca” que toma decisiones y de inmediato se convierten en imperativos, pero esa fortaleza se esfumó rápidamente cuando su esposo decide suicidarse por la mala administración del dinero de una herencia, lo cual la marcó de por vida no sólo porque era un pecado sino porque su carácter decayó, se convirtió en una mujer vestida de luto, con artritis, obesa y así deforme como estaba su cuerpo, también lo estaba su mente, les hizo creer a sus hijos que la vida no valía la pena en lo absoluto y que este mundo era un “valle de lágrimas” , no salía de la casa pero los ojos y la lengua poseían un radar con suficiente capacidad como para seguir reproduciendo información por no decir que era una chismosa. Otro de los personajes era el tío abuelo Jorge y su esposa de “medio pelo”, es curioso porque de su familia que era de origen vasco, a ellos no les quedaba sino la información, pues no gozaban de lujos, pero el tío Jorge contaba con otro tipo de atributos, uno de los más cotizados de su época, atractivo y elegante, sin embargo se enamoró perdidamente de una mujer demasiado vulgar a quien su madre no aceptaba y sólo hasta después de la muerte de ellas se pudo consumar ese amor, se amaron en la pobreza, pero se amaron.


Por el otro lado está la familia Barrios, la de la abuelita, muchos más divertidos y con personajes que le han dado vida a otras obras de Isabel. Por ejemplo tenía una tía abuela que aspiraba a la santidad “créame, no hay nada tan insoportable como un santo, no se lo deseo ni a mi peor enemigo. En los almuerzos dominicales en casa de mi abuelo, mis tíos hacían planes para asesinarla, pero siempre lograba escapar ilesa y aún está viva” (Allende, 2003. P, 46), era una mujer aburridora con sus excesos en las prácticas religiosas, como el exceso de oraciones y sus cantos celestiales con voz de querubín, eso sin contar la anécdota más peculiar, cuando se escapaba de casa para ir a “catequizar” prostitutas, ( estos personajes visibilizan muchos aspectos culturales, como la hipocresía, y ese respeto a la iglesia del que se “gozaba en aquella época” ), sin embargo esto puede ser aún más gracioso: que otro tío de Isabel, utilizaba el mismo escenario pero en vez de recibir verduras podridas se ganaba la vida, para terminar su carrera de médico, no sólo logró ser un reconocido pediatra, también tuvo participación política con una gran habilidad para la poesía y un carisma que harto le favorecía, todo esto tuvo inicio en un prostíbulo tocando un acordeón.


Respecto al padre, dicen que salió a comprar cigarrillos y no regresó, la historia no la tengo del todo clara, pero en todo caso es que sólo fue un hombre irresponsable; es quien empieza a abrir un herida que pronto se convertirá en Isabel Allende en una postura política, así que esa posición de padre la ocupó rápidamente en un primer momento su abuelo de quien ya había hablado anteriormente, sin embrago en este momento le dedicaré esta cita ya que anteriormente no hice alusión a su enfermedad “ ¡que difícil es morirse!”(Allende, 2003. P, 51) Decía en sus últimos días cuando las aspirinas y el ginebra ya no adormecían los dolores, y aunque Isabel diga que es muy propio de los chilenos andarse quejando por todo este hombre aguantó con fortaleza dos dolores terribles el de su espalda y el de la pérdida de su mujer, además soportó casi un siglo de existencia y, a mi parecer, eso es mucho para la vida. Lo difícil quizá no sea morir como lo dice este adorable anciano, lo difícil es vivir muriéndose; quizá eso fue lo que quiso decir con esa expresión.


Para ir finalizando este árbol genealógico les presentaré a una de las mujeres más representativas en la vida de esta escritora Isabel Barrios Morcila, a quien ella presenta como la abuela clarividente, gracias a ella surgen dos momentos importantes en la vida literaria de Isabel Allende el primero es la atmósfera que ella creó a partir de un pensamiento muy diferente de la realidad, pues siempre decía que existían múltiples formas de verla, como en los sueños, la imaginación, la intuición, etc. Tanto así que Isabel dice “me introdujo al realismo mágico antes de que el llamado BOOM de la literatura latinoamericana lo pusiera de moda” (Allende, 2003. P,88) y la segunda es la creencia de que los muertos se hacen presentes como espíritus, por eso siempre buscaba manera de comunicarse con ellos, esto marcó tanto a Isabel que su obra que tanto he mencionado (La casa de los espíritus) tuvo este origen y su casa en San Francisco en donde vive actualmente tiene techos muy altos y un aspecto colonial que no es propio ni de los antecedentes históricos ni de la arquitectura del lugar, una casa envejecida a las malas para que los espíritus se sientan como en su casa.


Su abuela se dejó morir, es decir en verdad murió de una leucemia. No hizo ningún esfuerzo por vivir, le tenía mucha curiosidad a la muerte y estaba “loca” por conocer el cielo, aunque sus cartas son testimonio de una mujer melancólica, no es este el recuerdo que Isabel tiene de ella, pues dice que era alegre casi al punto de la ironía y que demostraba un gran gusto por la vida, tanto así que tras su muerte la casa se oscureció, no sólo porque su abuelo decidió pintarlo todo de negro y vetar las flores, sino porque la ausencia era más que notoria al punto de hacerle sentir por primera vez mucho miedo a ella.


No puedo pasar la página sin mencionar al tío Pablo, el que tenía muchos libros un amante de la lectura cuya frase célebre era “todo patrimonio impreso-menos el mío- es patrimonio de la humanidad” (Allende, 2003. P, 93) por ello robaba libros sin ningún cargo de conciencia, le prestaba sus libros a Isabel porque quería que ella leyera como fuera y que le gustara tanto como a él , y cada vez que terminaba un libro (entre más grande mejor), habría un regalo para ella. Sobre los títulos no había censura; la única limitación era el tiempo, a las 9 era hora de ir a la cama (regla del abuelo), lo cual en realidad no era un impedimento pues las noches las pasaba en vela debajo de las cobijas con una linterna y algún buen libro; tenía dos hermanos (Juan y Pancho) con quienes se disputaba los libros y una revista cultural que llegaba los fines de semana.

He dejado de última a la mamá Francisca Llona Barrios, más conocida como Panchita, por supuesto no porque sea la menos importante; todo lo contrario, porque es a partir de ella que puedo iniciar otro momento en mi análisis de Isabel y es en torno al feminismo que hoy en día profesa a todo pulmón, tanto en sus libros como entrevistas y conversatorios.


UN FEMINISMO LITERARIO


Panchita era una joven soltera y socialmente vista como “solterona” en esa época en donde “las dejaba el tren”, así que se refugió en la casa de su padre, quien fue un amoroso defensor y protector tanto de su hija como de sus nietos, esta mujer era muy chapada a la antigua, no tanto pos sus costumbres, lo digo porque Isabel la define como esas mujeres femeninas y sumamente delicadas, incluso llega a emplear la palabra frágil, y una expresión que me cayó muy en gracia : “ Su fragilidad resultaba muy atrayente, porque hasta el más enclenque de los hombres se sentía fuerte a su lado”(Allende,2003 p.94). Ella la describe como una mujer elegante y con facciones clásicas, y como he tenido la fortuna de verla, es a mi parecer una mujer hermosa de cejas pobladas, cabello oscuro una piel perfecta y una sonrisa sumamente dulce, como era de esperarse todas estas cualidades sembraban envidias en sus conciudadanas, el hecho de haber quedado soltera con tres hijos empeoraba las críticas pero lo que llevó todo a los límites en donde hasta la iglesia intervino, fue cuando consiguió un novio casado, con cuatro hijos y sobrino de un obispo. Lo cual fue aceptado por el abuelo de Isabel, quien la respaldo e incluso permitió que su nuevo amor viviera bajo el mismo techo con el resto de su familia.

“El obispo en persona vino a poner las cosas en su sitio, pero mi abuelo lo condujo de un ala amablemente hasta la puerta, con el argumento de que con sus pecados corría él y con los de su hija también.” (Allende, 2003. P.95)

Ese pretendiente se llama Ramón Huidobro, más conocido como el tío Ramón, el hombre más feo de su generación, el nuevo padrastro odiado en la niñez de Isabel pero posteriormente uno de sus mejores amigos y confidente, quien aún está vivo y acompaña a Panchita en Chile.

En el capítulo Los confusos años de juventud, Isabel desarrolla la idea de feminismo explícitamente, cuando describe anteriormente a su madre ya se ven algunos atisbos, pero aquí lo asume como una postura personal, y pienso yo que la reafirma con su estilo de vida, desde su labor como narradora en un escenario en donde las mujeres no son las protagonistas pero además dentro de estas novelas, muy leídas y poco comentadas o analizadas, ella no sólo emplea estratégicamente sus personajes como mujeres en diferentes contextos y situaciones sino que frontalmente hace una crítica a un patriarcado dominante y excluyente a partir de su experiencia.


Dice literalmente “me convertí en feminista mucho antes de haber oído la palabra” (Allende, 2003 p, 143), y las razones son obvias, vio durante toda su infancia el sufrimiento de su madre, desde el abandono hasta la burla y las críticas de una sociedad solapada y destructiva hacía la mujer, en un país machista en donde todo lo que era bien visto en el hombre podría ser el mayor de los pecados en la mujer , por esta razón desde muy joven Isabel se forjó un espíritu libre, no podía vislumbrarse como una mujer dominada y oprimida, ella quería ante todo ser una mujer independiente, en verdad creo que ni siquiera quería ser mujer, lo digo por ese traje gris tan despreciado por su familia y hombres contemporáneos, lo que entiendo es que era lo más masculino que tenía y no deseaba quitarse de encima, además Isabel aquí toca puntos cruciales dentro del debate feminista alrededor de la sexualidad, empieza entonces a hacer demandas en pro a la libertad sexual, cuestiones como las píldoras anticonceptivas que en aquel entonces eran un mito, ella deseaba que fuese algo que no se satanizara, deja ver sus deseos porque la sexualidad logre desarticularse de un discurso clerical en donde sólo es válido este ejercicio como fórmula del matrimonio para la procreación. Hace afirmaciones contundentes al respecto como la siguiente,: “ Las solteras estaban fritas, porque pocos hombres chilenos tienen la cortesía de no usar un condón”(Allende, 2003. P, 144 ).


Veo en ella por otro lado un tinte del feminismo marxista, que insiste en que las figuras del capitalismo están vinculadas con la figura opresora y excluyente del patriarcado, pienso esto porque su feminismo no es sólo emancipatorio sexualmente, pues aclara que un feminismo no es válido sin independencia económica, sin embargo al emplearse empieza a darse cuenta de las desventajas laborales que se tienen al ser mujer y dice: “ Mi rebelión contra el sistema patriarcal se exacerbó al salir al mercado de trabajo y comprobar las desventajas de ser mujer” (Allende, 2003. P,146), lo que me parece un poco paradójico es que ella asume esta postura de independencia económica, a partir de un dicho que tenía su abuelo, que era quizá uno de los hombres más machistas que ella misma hubiese conocido, el dicho es el siguiente, “ quien paga la cuenta es quien manda” (Allende, 2003. P, 146).


Ahora sí, lo que más me interesa de su postura feminista es la crítica que le hace a su propio medio, en la escritura está latente el machismo imperante, el “patriarcado dominante”, pues en un inicio ella confiesa que no se atrevía a escribir puesto que no conocía muchas mujeres en el medio y le temía al fracaso por el hecho de ser ella una mujer, a quienes no se les reconocía o reconoce nada:

“No conocía autoras notables, fuera de dos o tres solteronas inglesas del siglo XIX y la poeta nacional Gabriela Mistral, pero ella parecía hombre” (Allende, 2003. P,146)


Como mi interés por Isabel Allende está relacionado con el semillero al que pertenezco (Narradoras) este tema me parece crucial, de hecho era lo que estaba buscando, el feminismo siempre se ha visto como una lucha, pero en realidad está muy subdividida, mi postura es que cada mujer es potencialmente feminista en la medida en que cuestiona su existencia a partir de los diferentes modelos de dominación que se den dentro de ella, si mi quehacer es el de narradora, mi demanda es por la carencia de espacios, por el silenciamiento de esas voces que se pronuncian a través de la novela que en el fondo es una mujer que tiene algo que decir, es decir el feminismo debe ser dado desde la subjetividad misma, si las mujeres narradoras no se pronuncian ante sus necesidades y las injusticias, ¿entonces quién lo hará?, pues aquí lo hace Isabel Allende de una manera muy explícita, y aunque diré algo que no es un tema en el que me voy a extender en este momento si quiero dejarlo plasmado, el hecho de que su obra sea best seller agranda el margen de posibilidades de expandir su voz, es decir puede tener una resonancia en pro de un fin necesario para las mujeres, para las narradoras, que en últimas es una tesis que valoro y que soporto.


Isabel es una mujer que habla de una forma sencilla, y nos va narrando historias que muchas veces tienen más de realidad que de magia, incluso situaciones de su vida, por ejemplo, aun cuando se identifica con el feminismo, manifiesta un grado de baja autoestima y lo enuncia de una forma jocosa como la comparación que hace de ella con su perro bull dog en una fotografía, la falta de pretendientes, incluso la inseguridad que se ve proyectada en su primer matrimonio en donde ella era una ama de casa consagrada, no sé si lo que dice es una exageración, pero si esto es verdad me parece enfermo: “ En mis ratos libres le lustraba los zapatos y le cortaba el pelo y las uñas como una Elvira cualquiera” (Allende, 2003. P, 147).


Su faceta de doméstica poco tenía que ver con la mujer trabajadora y luchadora que por todos los medios buscaba trabajos que le dejaran algún rato libre, para leer aunque fuera en una cocina como le tocaba en Venezuela porque en la sala estaba el televisor y no podía concentrarse, casi al estilo de Jane Austin, primero fue secretaria, y tiempo después trabajó como periodista, en aquel entonces, la titulitis como dice el profesor Jorge Iván no gozaba de la importancia que tiene ahora, se podía ser más empírico, y estoy de acuerdo con el abuelo finalmente, es un trabajo en donde se cuentan chismes, aunque en verdad el periodismo le dio a Isabel todas las herramientas para conseguir historias nuevas, y crear personajes, también la costumbre de andar con libreta en mano para capturar en el momento adecuado la situación adecuada,; esta labor la adentró a un mundo para ella desconocido , el de la miseria, el de las calles de lodo, los niños descalzos y el hambre, lo cual la instruyó mucho en asuntos políticos; tiempo después le salió una beca en Bélgica a su marido para estudiar alguna ingeniería y allí ella estudió cine y televisión, y bueno, en Europa el centro de las grandes revoluciones conoció el Movimiento de Liberación Femenina, razón por la cual titulé de esa forma este apartado: Al haberse encontrado con muchas otras mujeres inconformes, pensó: “ comprendí que yo no era la única bruja de este mundo; éramos muchas” (Allende, 2003. P, 152) y de hecho lo somos, sólo que no todas somos tan adorables como ella.


Un detalle muy curioso es que aunque ella ya había tenido a su hija Paula, comenzó a trabajar en una revista feminista llamada igualmente Paula, la primera revista de tal perfil en esa nación y por si fuera poco entró con toda la artillería en ese caldo de cultivo de bacterias machistas, en un país que ella misma lo describe como mojigato, los temas eran bastantes controversiales para la época: divorcio, anticonceptivos, violaciones, violencia doméstica, aborto, drogas y prostitución entre otras, las discusiones por intolerancia fueron desde el abuelo hasta las mismas mujeres quienes creían que se les estaba quitando su reinado “en la casa” .

“Costaba una batalla convencerlas de que no eran reinas en ninguna parte. ¡Mejor ni acordarme de cuanta violencia soportamos! Me di cuenta de que esperar que te respeten por ser feminista es como esperar que el toro no te embista porque eres vegetariana” (Allende, 2003. P, 154).

Hasta el momento, he hablado de su familia, su origen, y su marcada tendencia política hacía el feminismo, su primer matrimonio, su maternidad, la forma en la que llegaba azarosamente a empleos que le permitían construirse, es decir, he tocado hasta el momento lo más efervescente de su vida, pero todo tiene fecha de caducidad y se siente.


“mi nieto Alejandro quien me sorprendió escrutando el mapa de mis arrugas frente al espejo, dijo compasivo: << no te preocupes vieja, vas a vivir por lo menos tres años más>>"(Allende, 2003. p, 12).


EMPIEZA EL OTOÑO


Este es el título de uno de los capítulos de La suma de los días, lo quise emplear por la misma razón que a ella se le ocurrió, el otoño simboliza pérdida “el otoño no es sólo la estación dorada del año, sino la edad en que se deja de ser joven”(Allende,2007. P,179) , alguna vez mi hermanito le dijo a mi abuelo, ¡mira ese árbol se está quedando calvo como tú!, parece que él, al igual que yo y que Isabel, lo entendió.

Escogí este capítulo para terminar la ponencia porque reúne dos elementos importantes, la muerte y la vejez, y a esta pobre mujer le han caído estas dos tragedias al tiempo, de hecho las relaciona, cuenta como no había percibido su madurez hasta la muerte de su primogénita, Paula; cuando todo conspiraba a su favor, estaba ella en una de esas reuniones que llenan de éxtasis a cualquiera, en donde la vida parece más virtual que real, y de pronto Paula y su muerte la lanzan a un vació, y a medida que va cayendo aumenta su velocidad.

Hay personas que no llevan el luto en la ropa, lo llevan en la cara, a Isabel le sucede lo mismo, se puede operar y estirar todo lo que desee, pero eso no desaparece, ella lo reconoce en las fotografías y en su forma de actuar; uno de los personajes de sus historias y su vida al cual yo no he mencionado es a su segundo esposo Willie, un hombre encantador y debe ser paciente para aguantarse a tremendo ventarrón de mujer, él en este momento toma un lugar importante, es el otro de esa vejez, el que comparte la misma realidad, es impactante la forma en la que empieza a irse el tiempo, y las personas y la vida “Nos estamos quedando sin tribu, Willie. Debemos hacer algo pronto o acabaremos jugando al bingo en una clínica geriátrica en Florida, como tantos viejos americanos, que están más solos que si se hallaran en la luna” (Allende, 2007. P, 180).

El deterioro, la pérdida, la angustia por terminar siendo dependiente, incluso más que la soledad misma, son ahora preocupaciones notorias en esta mujer, todo fuego por potente que sea se extingue, basta con verla. La mujer que hablaba de condones, prostitutas, matriarcado y hasta sueños mojados, ahora se envejece en el recuerdo y el dolor y sobrevive a punto de suspiros de letras que aún exhala con elocuencia y gracia, le quedan los consejos de su madre que le lleva veinte años de vejez adelantada y sabe que “después de los cincuenta, la vanidad solo sirve para sufrir” (Allende, 2007. P, 182) “Me repite que me cuide, que me quiera, que saboree las horas, porque se van muy rápido, que no deje de escribir, para mantener la mente activa, y que haga yoga para poder agacharme y ponerme sola los zapatos” (Allende, 2007. P, 182).


Tal vez sería diferente si Paula aún viviera, porque también era una activista asombrosa, y de alguna forma sería el reemplazo de Isabel en ese ciclo vital que creemos tener muy en claro, pero ella partió antes de tiempo, a Isabel se le ha ido algo más que la juventud, es un pedazo irremplazable lo que ha perdido, el tema de la belleza, reconoce ella con gracia, es secundario y lo disimula con sus comentarios jocosos “ No nací con la espléndida materia prima de Sofía Loren, necesito toda la ayuda que pueda conseguir” (Allende, 2007. P, 182); Lo que sí es de admirarle es su inteligencia, razón por la cual sabe que hasta la vejez tiene un encanto, <<su propia hermosura>> y recuerda a Paula diciendo “tú eras de la misma opinión. Siempre te gustaron más los viejos que los niños” (Allende, 2007. P, 182).


Colofón:

Desde el punto de vista generacional, Isabel está más cerca del post.boom que del Boom, y por su regreso a lo anecdótico, su lenguaje ajeno a toda experimentación formal y su sencillez narrativa, la crítica latinoamericana ha sido unánime en clasificarla en el primero. Allí se acompaña de Laura Esquivel, Ángeles Mastretta, Bryce Echenique, Skármeta, Reynaldo Arenas, Abel Pose, Fernando del Paso, Andrés Caicedo, Manuel Pûig y R.H. Moreno Duràn, entre otros de los también llamados Boom Jr. O contestatarios del poder. Si bien su éxito comercial ha sido envidiable y tiene lectores en el mundo entero para sus 22 libros, la crítica y la academia, casi que la desprecian. Harold Bloom la borró; su compatriota Roberto Bolaño, no se despeinó a la hora de catalogarla de mala escritora e inexistente para la literatura, y la mexicana Elena Poniatowska, se refiere a ella como escritora muy comercial y de temática asaz feminista. La discusión está abierta. Mientras tanto, nuestro proyecto de investigación seguirá profundizando en su obra, porque, más que ser popular (y a la popularidad aspira el 90% de los que escriben), es una realidad literaria.



REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Allende, Isabel. (2003), MI PAÍS INVENTADO. Barcelona, Areté.

Allende, Isabel. (2007), LA SUMA DE LOS DÍAS. Barcelona, Areté.

 
 
 

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